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domingo, 31 de julio de 2011

"Le Diable et le bon Dieu", Jean-Paul Sartre

Este es un extracto de una obra de teatro de Sarte que leí y me gustó mucho:

HEINRICH
Nadie. El hombre es nada. No se sorprenda: siempre lo supo; usted lo sabía cuando tiró los dados. De lo contrario, ¿por qué engañar? (Goetz quiere hablar) Usted ha engañado, Catherine lo vio: forzó su voz para cubrir el silencio de Dios. Los pedidos que pretende recibir los envía usted mismo.


GOETZ, reflexivo.
Sí, yo mismo.

HEINRICH, asombrado.
Bueno, sí. Usted mismo.

GOETZ, mismo juego
Sólo yo.

HEINRICH
Sí, como le digo. Sí.


GOETZ, levantando la cabeza.
Sólo yo, cura, tiene razón. Sólo yo. Le rogué, le supliqué por una señal, le envié mensajes al Cielo: ninguna respuesta. El Cielo ignora hasta mi nombre. Me preguntaba a cada minuto qué podría haber en los ojos de Dios. Ahora sé la respuesta: nada. Dios no me ve, Dios no me escucha, Dios no me conoce. ¿Ve el vacío por encima de nuestras cabezas? Es Dios. ¿Ve ese hueco en la puerta? Es Dios. ¿Ve aquel agujero en el suelo? Dios otra vez. El silencio es Dios. La ausencia es Dios. Dios es la soledad de los hombres. No había nadie más que yo: yo solo opté por el Mal; yo solo he inventado el Bien. Fui yo quien engañó, yo quien hizo milagros, soy yo quien me está acusando ahora, yo el único que me puede absolver ; yo, hombre. Si Dios existe, el hombre no es nada, si el hombre existe ... ¿A dónde corre?

HEINRICH
Me voy, no tengo nada más que hacer con usted.


GOETZ
Espere, cura; lo haré reír.


HEINRICH
¡Cállate!


GOETZ
Pero todavía usted no sabe lo que le voy a decir. (Lo mira bruscamente) Usted sabe!
   

HEINRICH, gritando
Eso no es cierto! No sé nada, no quiero saber nada.
 

GOETZ
Heinrich, le voy a decir algo muy interesante: Dios no existe. (Heinrich lo ataca y le pega. Goetz, bajo los golpes, ríe y llora.) No existe. Alegría, lágrimas de alegría. Aleluya. ¡Necio! No golpee ; ahora somos libres. No más Cielo, no más Infierno, sólo la Tierra.
 

HEINRICH
¡Ah!
Que me maldiga cien veces, mil veces, con tal de que exista. Goetz, los hombres fuimos nombrados traidores y bastardos, y nos han condenado. Si Dios no existe, no hay manera de escapar de los hombres. Dios mío, este hombre ha blasfemado, yo creo en ti, creo! Padre nuestro que estás en los cielos, prefiero ser juzgado por un ser infinito que por mis iguales.


GOETZ
¿A quién le está hablando? Usted acaba de decir que era sordo. (Heinrich lo mira en silencio.) No más maneras de escapar de los hombres. Adiós a los monstruos, adiós a los santos. Adiós a la soberbia. No hay más que hombres.

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